Trigo es un pequeño restaurante de Valladolid que regenta el Chef Víctor Martín, ganador de una estrella Michelin, y su mujer Noemí Martínez, una gran sumiller y responsable de sala que nos trató de maravilla.
Para una primera visita, decidimos decantarnos por el Menú Degustación Festival compuesto de 4 aperitivos, aceite, 3 entrantes, pescado, carne, prepostre y finalmente postre. El menú suelen cambiarlo, por lo que os recomendamos que preguntéis el día de vuestra visita si tenéis algún tipo de intolerancia y os animáis a conocer Restaurante Trigo. En nuestro caso, preferimos no conocer el menú e ir degustando la velada plato a plato y este fue el resultado:
Aperitivo
Comenzamos con una tartaleta de guisante y quinoa, cremosa y de masa muy fina. Un abreboca fresco y cremoso en el que la crema se recogía en una tartaleta fina con un toque de sal negra.
El segundo aperitivo que nos trajeron fue un Pan Bao con tinta de calamar, relleno de bandada de bacalao y semillas. En este caso tuvimos sentimientos encontrados, ya que en el primer bocado a ambos nos supo mucho pan bao para nuestro gusto, pero en el segundo ya notamos algo más de sustancia… relleno de brandada de bacalao con un toque de pimentón.
Se nos olvidó fotografiar un aceite de oliva virgen extra a modo de mantequilla que era un verdadero vicio del que no podíamos dejar de untar. Una auténtica delicia.
Micuit de pato
Micuit de pato con frutos rojos en varias texturas, perlas de grosella e infusión de frambuesa y vinagre de romero, con virutas de sal negra.
Este entrante fue el mejor del menú degustación, por lo que entendemos que el chef siga poniéndolo en su carta, haciendo casi imposible desprenderse de este y siendo uno de los favoritos de los comensales.
Ensalada de melón
Salmorejo de remolacha helada sobre una cama de trocitos de melón, una esfera de melón cantaloup, mejillones y huevas. Un plato en el que los contrastes de sabores no terminaron de convencer a nuestro paladar, siendo probablemente el único plato de todo el menú degustación que no recomendaríamos a nuestros conocidos, ahora bien, para gustos colores… 🙂
Tartar de atún rojo con alga codium
Un tartar de ventresca de Almadraba, con ramas de alga codium, cebolla morada, flores de zanahoria y remolacha con crema de lechuga. Lo mejor para tomarlo es mezclar todos los ingredientes, aunque a nosotros nos gustar catar cada producto de forma individual antes para opinar. Un plato, que en nuestra opinión le faltaba frio al atún. Aun así, se veía un atún fresco, con sabor y el tartar estaba rico.
Principal Pescado
Un pescado tierno y fresco, con pimiento choricero. No recordamos qué pescado era, pero si su sabor tierno de la carne y el toque crujiente que daba la piel del animal. El guiso sobre el que se encuentra el lomo es una autentica delicia, es más, los camareros te recomiendan tomar el jugo con la cuchara para rematar el plato.
Principal Carne
Lechal desmenuzado y limpio envuelto en un canelón, junto a una salsa suave y cremosa generando una combinación melosa. Sobre el canelón un rollito de rábano a nivel decorativo que ofrecía al plato un toque fresco que rompía con la intensidad del cordero.
Tarta de queso con galleta y Torrija de Vino
La tarta de queso se trataba de un pequeño canelé de queso con crumble casero. La presentación del plato habla por si sola, nos encontramos frente una mini tarta de queso con galleta en dos texturas, en el helado y en migas. Muy buena.
Luego nos trajeron una torrija de vino diferente, presentada con una elegancia y perfección absoluta, acompañada de helado de pera y canela. Muy rico también este postre.
Como habéis podido observar en las imágenes, la presentación de los platos es sencilla, visual y elegante y cuidada al detalle, a la altura de un restaurante de esta categoría.
Desde The Journal Food tenemos claro que volveremos a Trigo por su ambiente, personal, sabores y experiencia gastronómica. Un restaurante con una calidez y entorno a la altura de pocos, que como decimos, volveremos a hincarle el diente, pero esta vez pidiendo de carta.
El restaurante Trigo destaca por su diseño minimalista y elegante, bajo una gastronomía tradicional e innovadora en el que los productos españoles firman su carta y menús degustación. Galardonado con una Estrella Michelin, permite disfrutar de la gastronomía vallisoletana con precios muy competitivos que dista mucho de lo que nos tienen acostumbrados este tipo de restaurantes.